Con una década y cinco años, ya en cuarto de secundaria, César tuvo por gracia del destino la instructiva oportunidad de tener un programa radial en la hoy antiquísima ‘Radio La Mejor’ del por entonces Tito Livia.
César se levantaba, como muchacho provinciano y estudiante fascinado, a las cuatro de la madrugada para ir a la emisora junto con sus compañeros y grabar el programa radial al cual habían titulado ‘Canta América’. Este programa desprendía la curiosidad de que al comenzar la transmisión se recitaba el famoso poema de Canto General de Pablo Neruda: ‘Amor América’. Ipso facto se hacía desfilar la gloriosa música vernacular y folclórica de la región.
Cuando César terminó la escuela, tuvo que dejar sus andanzas de chiquillo e inmediatamente ingresar a la universidad. En fin, esa historia ya la sabemos. También sabemos que no fue el hombre más feliz estudiando la carrera de Contabilidad. No ha sido el primero ni el último. Sin embargo, eso no fue motivo para ser un mal alumno. Todo lo contrario, César fue un alumno disciplinado y modelo. Fue presidente de la Federación Universitaria, del Consejo de la Facultad de Ciencias Contables y fundador de varios propósitos.
Un crítico social
En su paso por la universidad, César fue una figura socialista. Sus posiciones ideológicas eran la de estimular el pensamiento crítico dentro de su universidad. Fue así que fundó junto a compañeros universitarios un club de periodismo llamado ‘Luciano Castillo’, en honor al político fundador del Partido Socialista del Perú.
Poco a poco y, de hecho, con un repertorio bastante interesante, César iba forjando un gran interés por el periodismo social.
El trabajo que se hizo en este club de jóvenes interesados en el periodismo fue interesante. César realizó con ayuda de su hermano una revista llamada “Lavor”; un nombre tan inquieto como distintivo, pero con gran significación ideológica y social.
En primer lugar, la revista tenía ciertas emulaciones a la revista comunista “Labor” de José Carlos Mariátegui, gran pensador político peruano. Y, en segundo lugar, el nombre tenía la particularidad de que estaba mal escrito.
La revista era estrictamente académica y científica. «El periodismo social es el más importante», me dijo César. Por Tumbes y para Tumbes.
Este capítulo se hila a partir de una frase subrayada y en negrita. ¡Búscala!