1997 fue el comienzo de una larga fila de emprendimientos dedicados a la comunicación. Fue en este año que César tuvo la oportunidad de adquirir una radio propia. Resulta que, en una de las empresas de transporte que tuvo, conoció a un señor cuyo nombre no recuerda. Este era dueño de radio ‘San Francisco’; radio que para ese momento había quebrado y, en consecuencia, estaba vendiendo sus equipos de transmisión radial. César vio una posible ventaja en esta oportunidad y fue con el ex-dueño de ‘Radio San Francisco’ a ver dichos equipos. La mayoría estaban malogrados.
Mirada futuróloga
Con una posible visión hacia el futuro y con fuertes recuerdos del pasado, César resolvió en que ya había tenido experiencia en hacer radio. Ya había sido administrador general de Radio Nacional por un año y medio. Por otro lado, en la secundaria, ya había hecho locución en ‘Radio La Mejor’ con el programa “Canta América”. Adquirirla era una fuerte posibilidad. En palabras de César, ya había “saboreado cómo funcionaba el medio”.
Fue así que, César Díaz, con experiencia y esperanza, compró los equipos de transmisión. La compra de estos equipos obligó a César y a su hermano a estudiar electrónica -pues al ser equipos tan delicados y, además, la desconfianza de una posible estafa en una compra futura- los motivó a aprender de su funcionamiento.
El poema del río
Fueron las experiencias pasadas, una compra arriesgada y la búsqueda constante de aprender, las que hicieron que César fundara su primera emisora, a la que bautizó con el nombre de ‘Radio Río’. El nombre tuvo una fuerte inspiración en el poema de Javier Heraud, ‘El Rio’, y en las grandes experiencias que vivió en el Río Tumbes.

Imagen: Elaboración propia

Imagen: Elaboración propia
Al principio ‘Radio Río’ funcionaba de forma “pirata”. Su temática principal era la transmisión de música de la región. Sin embargo, César, al tener fuertes intenciones de añadir más contenido a la transmisión radial, cayó en la necesaria idea de obtener una licencia y formalizar.
Con la llegada de la formalización, el contenido de la radio fue cambiando al incluir pequeños noticieros y programas radiales. Los locutores fueron parte esencial de esta, pues de ellos sucedió una larga fila de maestros que hasta hoy siguen vigentes.
César veía realizado no un sueño -pues nunca tuvo la intención de ser comunicador-, sino un emprendimiento que surgió de la nada y de las circunstancias que le dio a elegir el viento del destino. César solo tuvo dos opciones: tomarlo o dejarlo. Él no dudó y lo tomó.



Fuente: Archivo César Díaz (2010)
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