Sus primeros acercamientos al Cuarto Poder fueron un mix entre sus pasatiempos y actitudes. En la secundaria, César tenía constantes discusiones con su profesora de religión.

“El quiebre”

Los 16 años de edad llegaron. César ingresó a la Universidad Nacional de Tumbes. Dicho ingreso significó la palabra “cambio” para él. Sin este cambio, probablemente habría escogido un camino que ninguna madre desearía para su hijo. Por otro lado, Tumbes tampoco habría tenido ese voraz “quiebre” de pensamiento que necesitaba. Un quiebre que, en palabras de César, hizo evolucionar al tumbesino; de ser un hombre altamente conformista a ser un hombre de pensamiento crítico.

Entró por la carrera de contabilidad, a pesar de que nunca quiso -o le gustó- ser contador. Tuvo que rendirse por estudiar dicha carrera porque no existía entre sus opciones otra posibilidad. Las carencias económicas y la falta de oportunidades no le permitieron estudiar otra carrera. Es más, ni siquiera le permitieron pensar qué otra opción le hubiera gustado elegir.

Marta Guevara (izquierda) y la Dra. Marta Patricia Díaz (derecha).
Fuente: Archivo César Díaz
César junto a su madre Marta y sus hermanos Jorge y Marta.
Fuente: Archivo César Díaz

De todos modos, la suerte de poder estudiar en otra ciudad sí la pudo obtener su hermana menor, Marta Patricia Díaz Guevara, quien optó por la carrera de medicina en Arequipa.

Con esto parecía que los tiempos no siempre eran malos, pero con la llegada del golpe económico de Alan García y Alberto Fujimori, César se vio en la lamentable obligación de dejar de estudiar un tiempo en la universidad para apoyar los estudios de su hermana.

Este capítulo se hila a partir de una frase subrayada y en negrita. ¡Búscala!